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HABILIDADES Y CONOCIMIENTOS QUE DEBE TENER UN ABOGADO

Trabajar como abogado requiere de muchas habilidades y conocimientos, esto muchas veces provoca que caigamos en la tentación de limitarnos en unas pocas, lo que si tengo claro es que van mucho más allá del poder de argumentación u otras que comúnmente se puede pensar que son necesarias en el ejercicio de la carrera.


En este espacio no pretendo enumerarlas ya que considero que estas dependen en gran medida del tipo de abogacía que ejerzas; si eres asesor externo de una o varias entidades públicas, abogado de empresa privada, si ejerces en un despacho pequeño o en una gran firma.


Sí me preguntan cuales son las habilidades que debe tener un buen abogado para tener éxito en el ejercicio de su profesión, yo diría que son indeterminadas y esto debido a la complejidad del sin número de actividades que desarrollamos día a día.


No obstante, vamos a identificar aquellas que considero mas importantes sin cerrar la posibilidad de incluir otras que puedan encajar.


En nuestra profesión, diariamente nos vemos en la necesidad de realizar un trabajo y un esfuerzo continúo prolongado en el tiempo, sometido a innumerables tensiones e imprevistos, y en el que la interacción con los clientes y operadores jurídicos es esencial, siendo importante contar con habilidades que nos permitan actuar con responsabilidad en el cumplimiento de nuestra actividad y en la relación con los demás.


Para ello, el abogado deberá estar revestido de habilidades como la constancia, la disciplina y laboriosidad (esenciales para el trabajo diario); la prudencia, paciencia, serenidad y autocontrol (necesarias para la interacción con terceros) y, finalmente, como un principio informador de los anteriores, la honestidad y sinceridad.


Las habilidades profesionales serán aquellas que empleamos activamente en nuestra profesión como una herramienta directa para el desarrollo de nuestra actividad y que sin ellas no podría concebirse la figura del abogado. Por lo tanto, son habilidades indispensables tanto para el ejercicio de la profesión como para la propia conceptualización del profesional como tal.


Estas habilidades podríamos dividirlas en dos clases, las derivadas de estatuto privilegiado que informa el desempeño de nuestra función y las obligaciones principales en su desempeño, reglas éstas que constituyen fiel reflejo de la tradición y cultura profesional y que nutren nuestro Código Deontológico. Por otro lado, se encontrarían las habilidades que son necesarias para el desarrollo de las tres actividades que realiza el abogado en su actividad profesional ya citadas: el consejo jurídico, la mediación y negociación y, finalmente, la defensa ante los diversos despachos judiciales.


Respecto a las primeras, debemos señalar que, tras siglos de experiencia, nuestros códigos profesionales han entendido que nuestra profesión se rija de acuerdo con determinados postulados, lo que ha sido precisamente pensando en garantizar que nuestra función se desarrolle a satisfacción de los intereses del cliente y de la sociedad, por lo que el abogado deberá dar cumplimiento a los mismos. Entre estas habilidades o principios rectores de nuestra actividad se encuentra la independencia, diligencia, lealtad, responsabilidad y cualquier otro principio que derive de nuestro estatuto profesional.


En cuanto a las segundas, es decir, las necesarias para realizar la mejor ejecución de nuestras diversas funciones, podemos señalar las siguientes:


Competencia técnica, comunicación oral y escrita, inteligencia, imaginación, capacidad de estudio, comprensión lectora, habilidad para utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones más avanzadas, capacidad de análisis y síntesis, capacidad de abstracción, flexibilidad y adaptación mental, saber escuchar, empatía, cortesía, concentración, capacidad de negociación, vocación conciliadora, alta resistencia a la frustración, oratoria en su más amplio sentido, y derivada de la misma, dominio del lenguaje verbal y no verbal, argumentación, memoria, claridad de ideas, previsión, naturalidad.


El abogado desempeña su labor en un contexto en el que tiene necesariamente que interactuar con otras personas desde perspectivas bien diferentes. Con los clientes interviene primero para captarlos. Una vez captados, para recorrer el largo camino de la resolución del asunto encomendado y, cómo no, para fidelizarlo. Con los restantes operadores jurídicos actuará bien para persuadirlos y convencerlos de la bondad de nuestra argumentación (jueces) o para negociar o trabajar en equipo (otros abogados).


Consecuentemente, el buen abogado deberá ser una persona sociable que domine las técnicas de comunicación, ser extrovertido y saber relacionarse con los demás en cualquier contexto. Igualmente deberá saber transmitir una imagen adecuada (presencia).


Los despachos de abogados son empresas de servicios, situación que, a estas alturas, resulta incontrovertido. Por ello, nuestros despachos deben gestionarse como verdaderas empresas, adoptando los sistemas, procesos y herramientas propias del mundo empresarial de modo que el abogado pueda liderar, organizar, planificar y controlar su negocio. Para ello es inevitable el acceso y permanente aprendizaje de habilidades de dirección, gestión y organización de empresas.


En este campo, el abogado deberá ser un buen estratega, tener liderazgo, ser proactivo, saber gestionar, organizar y planificar el tiempo, dominar las técnicas de trabajo en equipo, saber delegar, etc.…


Igualmente se considera el dominio de un segundo idioma, que en la práctica debe ser el inglés, actualmente vinculado estrechamente con el mundo de los negocios, pues debido a la globalización ya más que consolidada, la habilidad del dominio de este idioma será fundamental para nuestro crecimiento.


Hay que destacar la necesidad que tiene el abogado de disponer de las habilidades comerciales, entendiéndose estas por la capacidad de atraer y captar clientes. Para ello, el abogado deberá concientizarse de la importancia que la actividad comercial tiene para la creación y crecimiento de los despachos profesionales, y el papel que dichas competencias y habilidades jugarán en su propio crecimiento profesional.


A tal efecto, el abogado deberá formarse en técnicas de marketing, y especialmente las materias comerciales, deberán ser un referente continúo, ya que las capacidades comerciales se adquieren a través de su conocimiento y puesta en práctica.


Igualmente, el abogado deberá dominar las técnicas de atención al cliente, indispensables para generar la satisfacción del cliente a través de un servicio excelente y de calidad.


La profesión de abogado requiere de conocimientos psicológicos, entendiendo por éstos, desde un concepto amplio, todos aquellos que pueden guardar una relación con el comportamiento humano de las personas con las que interactuamos.


Efectivamente, el componente humano, aunque a veces se olvide, es un elemento esencial de nuestra actividad que tiene una repercusión constante, consciente o inconsciente, en el devenir de todos y cada uno de nuestros trabajos. Conocer estas habilidades psicológicas es de inestimable ayuda para la interacción diaria con esas otras personas.


Los conocimientos psicológicos en nuestra actividad tienen innumerables aplicaciones, tanto para regular nuestra actuación como para la interacción con terceros. Respecto al empleo para el propio abogado podemos destacar la capacidad del pensamiento positivo, la resistencia a la frustración, el emplear las técnicas de la visualización y el empleo de todas las técnicas que nos permitan estar con nosotros mismos, aprender a conocernos y obtener la tan ansiada relajación mental y corporal. Respecto a los demás, toda técnica que nos ayude a conocer la forma de ser de las personas será bienvenida, destacándose igualmente la empatía, el saber escuchar de forma activa, la atención, etc.…


Las habilidades que debe tener un abogado son diversas y todo lo anterior nos hace reflexionar sobre:


1. Que nuestra actividad es de una riqueza impresionante en todos los aspectos del conocimiento teórico y práctico.


2. Que para el necesario desarrollo de nuestra actividad hemos de estar creciendo constantemente en el conocimiento de nuevas habilidades y destrezas.


3. Que desarrollamos un trabajo muy importante en nuestra sociedad, dotado de una gran complejidad y que requiere de una altísima preparación técnica y humana de quienes lo realizamos.




Fuente


https://www.legaltoday.com/opinion/blogs/gestion-del-despacho-blogs/blog-manual-interno-de-gestion/las-habilidades-del-abogado-del-siglo-xxi-bueno-algunas-2013-11-21/

https://blog.uvirtual.org/competencias-laborales-abogados-derecho

https://www.universidadlaconcordia.edu.mx/blog/index.php/tipos-de-habilidades/

https://www.abogacia.es/publicaciones/blogs/blog-comunicacion-y-marketing-juridicos/habilidades-y-conocimientos-que-debe-tener-un-buen-abogado/

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