CÓMO EL CARÁCTER ELEVA LA CARRERA DE UN ABOGADO

Cuando el carácter guía, la profesión trasciende y la carrera se convierte en legado.

En el mundo jurídico se nos enseña a estudiar códigos, a dominar la técnica, a citar jurisprudencia con precisión quirúrgica y a construir argumentos que resistan cualquier embate dialéctico. Sin embargo, hay algo que no aparece en los planes de estudio y que, paradójicamente, determina más el destino profesional de un abogado que cualquier sentencia o doctrina: el carácter. mi mentor de liderazgo John Maxwell enseña que "el crecimiento personal es el fundamento del liderazgo y que el éxito verdadero no se construye sobre habilidades, sino sobre ética." En esencia: el carácter es la escalera que te permite subir en tu carrera, pero también puede ser la misma escalera por la cual caes si no la fortaleces.

En el ejercicio del derecho vemos todos los días abogados brillantes técnicamente, pero sin ética, que confunden astucia con mezquindad y creen que “ganar es ganar”, cueste lo que cueste. Son profesionales que pueden llegar rápido, pero no llegan lejos. La reputación en nuestra profesión es como una sombra: siempre te sigue, pero nunca puedes deshacerte de ella. Cada decisión ética construye o destruye tu futuro. Y esta verdad se vuelve todavía más contundente en los litigios, en las negociaciones, en el trato con clientes, magistrados, colegas y hasta con la contraparte. La carrera del abogado es una carrera de fondo, no de velocidad.

Maxwell plantea que existen diferentes niveles de crecimiento, y que la ética solo se sostiene si los peldaños son firmes. En el derecho ocurre igual: no se asciende por títulos, diplomas o por aparentar éxito en redes sociales. Se asciende por hábitos, coherencia, responsabilidad y disciplina. La primera victoria se gana puertas adentro: cuando nadie te ve. El abogado que estudia un expediente a conciencia sin copiar un formato; el que dice la verdad en una audiencia sin adornos; el que es capaz de decirle a un cliente “lo correcto es esto, aunque no sea lo que usted quiere escuchar”, está construyendo carácter. Y ese carácter se convierte en confianza, y esa confianza se convierte en reputación, y esa reputación se convierte en oportunidades.

La ética no es un discurso: es una práctica diaria. Es decidir no manipular una prueba, no prometer lo que no es jurídicamente viable, no ganar clientes hablando mal de otros colegas. Es comprender que el derecho no es una guerra personal, sino un servicio: el servicio de proteger la justicia cuando el resto del mundo parece olvidarla. Ser abogado exige más que saber pelear; exige saber cuándo no pelear. Exige poder mirar a los ojos a un cliente y decirle “lo que usted quiere no es justo”, aun cuando eso signifique perder dinero.

La Ley de la Escalera de Maxwell afirma que el crecimiento se logra paso a paso, peldaño por peldaño. Aplica al derecho con una precisión quirúrgica:

Primero, forma el carácter. Luego, desarrolla las competencias. Finalmente, llega el crecimiento profesional.

Invertir el orden poner primero el dinero, el reconocimiento o la apariencia solo conduce a vacíos y frustración.

El carácter convierte a un abogado en un referente. La técnica convierte al abogado en un competente. La combinación de ambos lo convierte en un líder. Y el mundo jurídico necesita líderes, no solo litigantes brillantes.

Así que estudia, sí. Prepárate, sí. Gana casos, por supuesto. Pero nunca olvides lo esencial: tu carrera no se sostiene sobre lo que sabes, sino sobre quién eres. Cuando tus valores son más fuertes que tus miedos, tu reputación se convierte en tu mejor tarjeta de presentación. Al final del día, podrás perder un caso, pero jamás debes perder tu carácter, porque cuando el caso termina, lo único que sigue contigo eres tú mismo.

La técnica te consigue trabajo.

El carácter te construye futuro.

Nota:

Maxwell, J. C. (2014). Las 15 leyes indispensables del crecimiento: Vive tus sueños y alcanza tu potencial.

(Incluye “La Ley de la Escalera”, fundamento del artículo).